Las nuevas tecnologías permiten crear entornos virtuales con una notable calidad técnica que abren nuevas posibilidades para el tratamiento mediante exposición de trastornos tan variados como el miedo a las alturas, la agorafobia, el miedo a volar, la fobia a insectos, a agujas... Este tipo de problemas, más comunes de lo que se piensa y a veces bastante crónicos y sutilmente invalidantes, hasta ahora exigían que el paciente llevara a cabo determinadas tareas sin la presencia del especialista. Ahora, puede enfrentarse a sus miedos de manera muy paulatina y con el acompañamiento experto del terapeuta que le guía y le motiva, factores que aumentan, sin duda, la eficacia de los tratamientos. La experiencia y creatividad del terapeuta con estas herramientas, lógicamente, influyen en la calidad que se logre en el proceso de terapia.